lunes, 30 de abril de 2012

Desnudos...

Cuando te conocí, vestías de blanco: camisa larga, pantalón ancho.
Habías huído de las Españas, de su mundanal ruido y de sus vacías gentes.
Vivías en la India, en un templo budista y yo te visitaba de vez en cuando, para divagar e intentar comprender.
Tú siempre me recibías uniformado, impoluto, resplandeciente, con el cuello de la camisa perfectamente liso al igual que los bajos de tus pantalones y una sonrisa en tu rostro.
La India, no te manchaba y yo, no entendía cómo.
Simple me dijiste: Viviendo en la India pero sin impregnarte de ella, allí en tu burbuja de paz, aislado, no conocías la basura ni el caos, nunca te salpicaban las gatas de sudor, orina y sangre que rezumaban en las calles, no había miseria ni dolor.
Te vi de nuevo tres años después.
Vestías de negro: jersey de lana y pantalón de pana.
Vivías en Barcelona, en un piso decrépito y minúsculo por el que pagabas más de lo que ganabas, desde que regresaste para enterrar a tu padre y perderte en las fauces de la tiranía y la cotidianeidad.
Quedé contigo un par de veces, por eso que llamábamos viejos tiempos y te pregunté por tu cambio.
Simple, me dijiste. Lo habías intentado todo, pero mantener tu ropa sin manchas, era imposible. La suciedad se adhería a tu cuerpo como una segunda capa, la ciudad te escupía ansiedades, adicciones y degradación. Era imprescindible llevar un color más oscuro, más sufrido, más acorde con la realidad impura que te rodeaba.
Nos volvimos a ver años más tarde.
Vestías todos los colores: camiseta desteñida, pantalón de campana y sombrero arcoiris.
Vivías en Granada, en las afueras,en una comunidad hippy. El motivo de tu cambio era simple, me dijiste.
Fuera de la gran ciudad todo estaba lleno de color. El azul del cielo, el rojo de la tierra, el verde imposible de las luciérnagas. Tu entorno inmediato era polícromo, creación, vida.
¿Por qué restringir el color de tus días al blanco o al negro, al todo o al nada?


Diez años después, caminabas desnudo. Sin camiseta, sin pantalones.
Vivías en la montaña, en una cueva.
Tu evolución, me explicaste, era de lógica aplastante.
Habías nacido desnudo y debías morir desnudo.
En la montaña sólo necesitabas un agujero en el que cobijarte de las frías noches y de los calurosos días.
Sentías cada amanecer, una resurrección, el aire te abrazaba como un amante, pretendías concluir tu vida libre, en armonía, renunciando a todo lo material, disolviendo obsesiones y esclavitudes de tu ego.
Anoche me enteré de que te han internado en un psiquiátrico.
De nuevo vistes de blanco, pero ésta vez es de blanco hospital.
Pantalón de pijama, camisa de fuerza.
Acabo de llamar al trabajo, creo que llegaré tarde.
Estoy desnuda, temblando frente a mi armario.
Hoy, hoy no sé qué ponerme.




viernes, 27 de abril de 2012

She's lost control

      Algo así como el título de la canción de Joy Division.
      Hoy vi la película Control, una de mis predilectas, así que porqué no llamarle de este modo al blog de hoy.

He preferido ver una película y no las noticias.
Total, no van a decir nada que no sepa.
La crisis.
El paro.
El gobierno.
La vivienda.
El IVA
¡Perdón!
Lo del IVA es nuevo.
¿No decían que no iban a tocarlo?
ILUSOS.
Gracias.
Si, doy las gracias.
Gracias a todos aquellos que el pasado 20 de Noviembre votaron por la marcha atrás y no hablo de la sexual, sino del PP.
Gracias.
Además, he podido leer que ahora la Unión Europea ha vuelto a bajarse sus carísimos pantalones ante los Estados Unidos y...¡¡nos han vendido!!
Sí, sí.
Ahora saben dónde vives, qué comes, qué vistes y con cuántos te acuestas (ya era hora para algunos o algunas de que alguien llevara la cuenta)
Y es que eso del libertinaje está muy mal, ya lo dice la Iglesia...
'Si te gusta el sexo o eres gay arderás en el infierno'
Se les olvidó añadir que si violas niños no tendrás que hacer la declaración de la renta, tendrás casa gratis y podrás salir a escondidas con todas las beatas.
¡Mierda! 
Arderé en el infierno...creo que podré superarlo, aunque pierda mi palidez aristocrática en el camino.
Pues eso, que ahora lo saben todo, si es que antes no lo sabían.
Que gran mundo éste en el que vivimos.
¿Queda mucho para el 20 de Diciembre de los Mayas?
Es que quiero bajarme del barco.
De nuevo, gracias.


jueves, 5 de abril de 2012

Creí tener un millón de amigos...


Creo que había una canción que decía: 'yo quiero tener un millón de amigos..' aunque sinceramente prefiero una cita que dice: 'los amigos son como los melones, has de probar 100 para encontrar uno bueno'.

Qué gran verdad.

También leí una vez una cita, ponía que de John Lennon, aunque sinceramente no me fío demasiado, en la que se se podía leer:'Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja,y que la vida solo tiene sentido cuando encontramos a la otra mitad.No nos contaron que ya nacemos enteros,que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta'.

Abrumante verdad ¿no es cierto?

No hace demasiado...quizás sea mejor comenzar por el principio, como todas las grandes historias ¿no?
Nunca he sido una persona sociable, aunque ahora me encuentro rodeada de personas, en realidad me siento como en una sala llena de ruido, pero ruido que no va conmigo, como si estuviera en mi silla, y fuera una simple observadora de mi alrededor, y en ese entorno, tristemente o no, siempre ha habido más hipocresía que amistad.
Aparte de no ser de hacer muchos amigos,en el cole era lo que comúnmente se conoce como el 'machirulo' de la clase, jugaba al fútbol, me pegaba con los niños y me interesaba más el fútbol y los coches que las barbies y las cocinitas (aunque también tenía y las hacía, cocinitas no las barbies).
Obviamente no tenía amigas, pero sí amigos.
Cuando crecí, vi como mis amigos veían en las 'repipis' a chicas guapas y en mí al colega de barrio o la 'machirulo' inadaptada, no me extrañaría que pensarán que era lesbiana (me habría dado igual)
Y aquí dejé de tener amigos (tampoco tenía amigas)
En un lapso de un par de años, pasé de ser el patito feo al cisne (curiosa comparación, un cisne con tacones y corset) y así desperté el odio de ellas y la no amistad en ellos (todos conocemos al típico tío que va de colega tuyo y lo único que quiere es llevarte al huerto).
Tristemente, de nuevo, de estos últimos 'colegas' he tenido que aguantar muchos.
También creí, no hace demasiado, tener una buena amiga, en la que confiar las cosas.
Cuando discutimos, como en todas las relaciones, lo pasé mal.
Lloré, pataleé, hasta pedí disculpas...
Hasta que vi que sólo yo lo pasaba mal y ella se dedicaba a reír y a abrazar a los que antaño tanto había criticado, lo que hoy me hizo pensar, en qué es eso que la gente llama verdadera amistad.
Comienzo a dudar que exista.
En toda mi vida, he conocido sólo a dos personas que jamás me la han jugado y jamás me han fallado y...veintisiete años ya no son los dieciocho de un blog adolescente.
Ahora me pregunto ¿vale la pena molestarse en invertir tiempo en nuevas amistades? ¿de verdad?
Lo cierto, es que los palos comienzan a pesar en mi espalda, y bien os digo que no cargo dos ni tres...y que no quiero más.