viernes, 26 de abril de 2013

A la gente no le gusta que le digan la verdad

Así de claro.
Todo el mundo dice eso de que prefiere que le digan la verdad.
Dejadme deciros algo...eso es mentira.
Pero una mentira más grande que un templo.
Total y absolutamente falso.
La gente prefiere las medias verdades, las medias tintas, las verdades ocultas.
Si a alguien le preguntas ¿te gusta que te mientan? te dirá con absoluta certeza que no, que no le gusta que le engañen, pero se está engañando a sí mismo.
A nadie le gusta que le digan lo que hace mal, al menos no a la mayoría.
Estoy segura, como cada vez que se generaliza con un tema, que puedo estar equivocándome.
Que siempre hay una cierta proporción de gente que queda fuera de la ecuación.
También es cierto que nunca se puede complacer a todo el mundo.
No hemos nacido para complacer ni para caer bien a todo el mundo.
Eso si es una verdad como un templo.
Verdad, que una vez asumida, te hace la vida mucho más sencilla.
En base a mi experiencia, también afirmo que la gente prefiere las mentiras.
Si alguien se porta mal contigo, nunca quiere oír de tu boca, que se ha portado mal.
Nunca va a querer escucharlo.
¿porqué?
Porque a nadie le gusta reconocer que no es buena persona.
Porque interiormente todos nos consideramos buenas personas.
Y seguro que lo somos, pero no siempre.
Ni con todo el mundo.
En mi caso, prefiero que me lo digan.
Si me comporto mal, si algo de lo que hago no gusta, prefiero que vengan y me digan, oye tía ¿qué narices te pasa?
Aunque supongo que si se hiciera eso, se acabaría el deporte olímpico español por excelencia...el criticar.
Si la gente fuera sincera, fuera de frente...¿a quién se iba a criticar?
Qué aburrido sería todo entonces ¿no?
Porque solemos preferir destruir a construir, y que mejor forma de destruir que la de criticar.
Al final del post, se acumulan un montón de ideas y conceptos, un poco mareados y mezclados entre sí...pero así es como escribo, según pienso.
Tecleo, descargo, me quedo tranquila...y puedo dormir.
Feliz viernes.
Sed sinceros.

jueves, 11 de abril de 2013

Añoranza

Llevo unos dias echando de menos vivir en la aldea de Shakespeare.
Increíble.
Pero cierto.
Supongo que es porque aquí aún me estoy adaptando.
Y porque a pesar de adorar Londres, la gente, como en todas las grandes ciudades, es fría, va a la suya y es complicado entablar amistades.
No echo de menos ir a dar de comer a los patos o..quizás si.
Sentarme a la orilla del río o ir al pub y contemplar como caminan los turistas y locales.
Aqui el clima es diferente.
Es rápido e impersonal.
También echo de menos a mis compañeros del trabajo, a mi compañera de piso...
Ayer fui a comprar.
Habia comida polaca y creo que la compre solo por recordar viejos momentos con ella.
Compartiendo bombones que le enviaba su padre o probando nueva comida, típica de su país.
Una vez, intente que probara jamon serrano, me miro como que fuera una canibal.
Supongo que es aquello de las diferencias culturales.
Hasta que no estas fuera de casa, son invisibles.
Invisible, un poco, tambien lo soy yo.
Pero esa es otra historia.

martes, 9 de abril de 2013

Fast world

Todo el mundo corre.
Todo el mundo tiene prisa.
Fast food
Fast world
Fast feelings
Hace dias,semanas,meses; que tengo suficiente de este tipo de cosas.
Estoy cansada.
Asi que he cogido las llaves de mi particular burbuja personal y me he parado.
Le he dado al botón del stop con un único propósito.
Observar.
No me fio de nadie.
Creo que el mundo no esta hecho para las personas que sienten.
Ni para las personas que piensan.
El mundo esta hecho para las personas que quieren todo en un chasquido.
En un abrir y cerrar de ojos.
Lo quieren.
Y lo quieren ya.
Hoy, me he sentado en una cafeteria, no en una muy grande.
Es uno de esos cafe costa.
Una cadena.
Me he sentado y llevo aqui cuarenta minutos.
Tomando mi té.
Leyendo.
Y de vez en cuando levantando la mirada y observando.
Me gusta observar, soy muy curiosa.
En esta cafeteria entraran unas..
veinte personas sentadas.
En cuarenta minutos habrán pasado unas sesenta.
Gente,como yo,sola.
Parejas.
Amigos.
Citas a ciegas.
Con una simple matemática, se podría decir que cada mas o menos quince minutos, una mesa se vacia y vuelve a llenarse.
Increible ¿no?
Y la vida, transcurre asi, entre sorbos de cafe, conversaciones inacabadas y un cronometro.
A mi me gusta por el contrario, degustar y saborear mi bebida hasta el ultimo sorbo, acabar lo que comienzo y no llevar reloj.
No me gustan los relojes.
Mi tiempo es mio y va como me gusta, despacio.

domingo, 7 de abril de 2013

¿Cuánto vale tu tiempo?

Hoy os dejo un relato que he leído y me ha hecho pensar bastante...

HIJO: "Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?"
DAD: "Sí, claro, ¿qué es?"
HIJO: "Papá, ¿cuánto dinero ganas en una hora?"
PAPA: ". Eso no es asunto tuyo ¿Por qué me preguntas tal cosa"
HIJO: ". Sólo quiero saber Por favor dime, ¿cuánto ganas por una hora?"
PAPA: "Si quieres saberlo, gano $ 100 por hora."
HIJO: "Oh (El niño con tristeza agacha la cabeza hacia abajo)!.
HIJO: "Papá, ¿puedo pedir prestado $ 50?"
El padre se puso furioso.
PAPA:. "Si la única razón por la que quieres saber lo que gano es para pedir prestado dinero para comprar un juguete tonto o alguna otra tontería, entonces quiero que te marches directamente a tu habitación, quédate en tu recama y piensa por qué estás siendo tan egoísta. Yo trabajo duro todos los días como para lidiar con tu comportamiento tan infantil ".

El niño en silencio se fue a su habitación y cerró la puerta.
El hombre se sentó y comenzó incluso a ponerse más enojado acerca de las pregunta del pequeño. ¿Cómo se atreve a hacer tales preguntas sólo para obtener algo de dinero?
Después de una hora o algo así, el hombre se calmó y comenzó a pensar:
Tal vez había algo que realmente necesitaba comprar con esos $ 50 y realmente el niño no pedía dinero muy a menudo. El hombre se acercó a la puerta de la habitación del niño y abrió la puerta.

PAPA: "¿Estás dormido, hijo?"

HIJO: "No papá, estoy despierto".
PAPA: "He estado pensando, tal vez yo fui demasiado duro contigo. Ha sido un día largo y saqué mi frustración en ti. He aquí los $ 50 que me pediste..."

El niño se irguió, sonriendo.
HIJO: "Oh, gracias papá!"
Entonces, se levanta y agarra debajo de la almohada, unos billetes arrugados. El hombre vio que el muchacho ya tenía dinero, empezó a enfadarse de nuevo. El niño contó despacio su dinero, y luego miró a su padre.

PAPA: "¿Por qué quieres más dinero si ya tiene bastante?"

Hijo: "Porque yo no tenía suficiente, pero ahora sí.

"Papá, tengo $ 100 ahora. ¿Puedo comprar una hora de tu tiempo? Por favor, ven a casa temprano mañana. Me gustaría cenar contigo."
El padre se sintió aplastado. Puso sus brazos alrededor de su pequeño hijo, y le suplicó por su perdón. 

lunes, 1 de abril de 2013

Impotencia

Se me ocurren muchos sinónimos para la palabra, para el estado o para el sentimiento de impotencia.
Aunque realmente, la impotencia suele ir acompañada de rabia, ira, soledad o desengaño.
Hoy sufrí una de las situaciones con más ira, agresividad injustificada y salidas de tono, podría decir que más grandes en mi vida.
Estaría mintiendo.
Supongo que tendría que remontarme a la paliza que me pegó mi compañero de clase con 13 años cuando no quise ser su novia, para referirme a la más agresiva.
Aunque la de hoy ha estado cerca.
He sentido como todos y cada uno de mis derechos han sido vulnerados, vapuleados hasta casi convertirse en una delgada línea difusa que ha terminado por no existir.
Hoy han tirado mis cosas a la calle, en bolsas.
Hoy me han insultado.
Hoy me han amenazado.
Cuando la gente me pregunta porqué no cuento mis cosas, porque no hablo apenas de mí...supongo que lo de hoy es un claro ejemplo.
Soy vulnerable.
Hace años que me apoyo mucho más en mis amistades que en mi familia, las razones...son mis razones.
Nunca tuve la opción de decir no me voy a mudar, hace siete años ya, que firmé la sentencia que me condenaba al exilio durante cinco años (afortunadamente ya ha pasado casi uno).
Suelo viajar a lo que para mi es mi casa con asiduidad, para ver a los que para mi son como mi familia.
No estoy bien en el Reino Unido.
Apenas tengo amigos y me siento sola, terriblemente sola.
Voy al cine sola, de paseo sola, de conciertos sola, de fiesta sola, a los restaurantes sola...supongo que la palabra 'sola' y 'soledad' son lo que más abundan en mi vida.
Al principio disfrutaba mucho de estos momentos con 'la sole' pero estoy aburrida.
Por eso viajo a casa, para dejar de estar sola.
Soy consciente de que el mundo no se para, de que la vida sigue, soy más que consciente.
Y soy consciente también, de que remo contra marea.
Pero no sé que más hacer.
Cuando tu casa, también falla, cuando tampoco encajas ahí ¿qué hacer?
Hoy he regresado a recoger mis cosas.
Volvía mal.
Peor que otras veces.
Y me he encontrado, con que mis cosas estaban en bolsas, con que han intentado robarme, me han quitado el bolso y la cartera, me han amenazado con estamparme un puñetazo en la cara, mientras lanzaban lo poco que me quedaba a la cara.
Jamás me he sentido peor.
Sola.
A 1500 km de mi casa.
Recogiendo mis cosas del suelo.
Llorando.
En estos momentos, es cuando me pregunto qué narices hago aquí, a quién narices le importo o incluso si realmente le importo a alguien.
Soy consciente, también, de que estoy mal.
Hoy he empezado en el piso nuevo.
Y estoy asustada.
Me asusta comenzar a vivir aquí, lo mismo que me asusta dejar que alguien me conozca.
Cuando me dejo conocer, soy vulnerable y terminan por hacerme daño.
Siempre me hacen daño.
Por eso suelo preferir huir.