jueves, 20 de septiembre de 2012

Agosto del 2011

Dónde diablos estés.
 Por fin me atreví a resumir aquellos meses.
 Cuando queríamos romper ventanas...y lo hacíamos.
Dónde diablos estés.
 Si lo escuchas.
No te lo tomes a mal.
Todo está pasado por el filtro del tiempo y de mi  imaginación tramposa.
Si te preguntas ¿se ha atrevido a hablar de ella y de mí? observa la cifra y considerate contestado.
Agosto del 2011.
No incluyo nombres en ningún caso.
Únicamente si algún día me lees, lo sabrás tú, que en cierta manera, es lo que pretendía.
Una broma desde la distancia.
Agosto del 2011.
El mes que para mí fue el fin del mundo.
De mi mundo.
En cierta manera, sí, el fin de ti y de mi.
Algo definible como un pequeño mundo infranqueable para el resto.
Y como extrañas plantas crecíamos cuando menos luz y agua teníamos a nuestro alrededor.
¿Cómo podíamos pretender gustar al resto?
Nos conocimos sin raíces, andamos un tiempo juntos, sin raíces...en algunos momentos tuve la sensación de que cada uno de nosotros arraigo en el otro.
Pero, de cualquier manera, ya era demasiado tarde para nosotros.
¿Cómo podían asentarse en la tierra dos seres tan volátiles?
Así que cada uno siguió el camino que le correspondía, y no hay nada más que decir.
Hoy me iré tarde a dormir.
Te informo.
Me imagino que mañana te levantarás temprano.

2 comentarios:

  1. No abandones el blog:

    Cuando tengas un momento entre tantos cambios, no le dejes que coja polvo. Siempre viene bien dejar algo escrito, y te sienta bien... a la larga.

    Eso me has enseñado tú.

    C.

    ResponderEliminar