domingo, 25 de noviembre de 2012

Twitter


    1 Escuchas hablar de Twitter. Te burlas.
    2 Vuelves a oír hablar de Twitter. Te vuelves a burlar.
    3 Oyes hablar de estrellas que están, parece ser, en Twitter. Te burlas, pero te prometes a ti mismo que lo comprobarás
    4 Te conectas a Facebook para sentirte más seguro
    5 Te inscribes en Twitter
    6 Lo dejas porque te parece una cosa estúpida
    7 Criticas con fuerza a aquéllos que están en Twitter
    8 Comienzas a seguir a gente como @Albertoravell @NelsonBocaranda y a alguna que otra persona que conoces en la realidad
    9 Escribes un primer tweet del tipo: “estoy probando esto de Twitter”
    10 Tratas de indagar un poco más en Twitter
    11 Te percatas del uso frecuente de términos como ‘tweet’, ‘Twitter’, ‘Twitterverse’, ‘Tweetie’, ‘Tweetdeck’, y algo llamado RT
    12 Te vuelves a burlar, pero esta vez es porque no comprendes nada
    13 Dices a tus amigos: “he probado eso de Twitter, pero no he entendido nada y, de todos modos, es algo estúpido”
    14 Te conectas a Facebook porque al menos ahí entiendes algo
    15 Lees un artículo sobre Twitter en alguna parte
    16 Vuelves a conectarte a Twitter
    17 Evitas palabras como ‘tweet’, ‘Twitter’, ‘Twitterverse’, ‘Tweetie’, ‘Tweetdeck’ y ‘ReTweet’
    18 Respondes algo a @edans
    19 Te maldices por haber caído en la trampa
    20 Te desconectas durante cuatro meses
    21 Te vuelves a conectar. Solo para echar un vistazo
    22 Escribes un texto relativamente gracioso
    23 Ves aparecer los RT
    24 Descubres que RT quiere decir ReTweet
    25 Te fijas como objetivo en esta vida ser retwitteado
    26 Instalas una aplicación de Twitter en tu móvil
    27 Dejas de tener vergüenza cuando dices “tengo que twittear esto”
    28 Empiezas a asistir a eventos sólo para poder twittearlos
    29 Rezas para ser ‘retwitteado’
    30 Recargas la página. F5. F5. F5. F5
    31 Apagas la computadora.
    32 Lo enciendes. Cargas la página. F5. F5
    33 Piensas en 140 caracteres
    34 Consultas el móvil todos los días, a todas horas
    35 Twitteas que consultas el móvil todos los días, a todas horas
    36 Te enemistas con la gente que conoces para impresionar a gente que no conoces
    37 Pierdes peso porque se te olvida comer
    38 Dejas el teléfono cerca de la cama para poder consultar Twitter antes de dormir
    39 Defiendes a muerte Twitter frente a sus detractores
    40 Cuando te escuchas a ti mismo, te das cuenta de que te has convertido en una de esas personas que antes detestabas
    41 Empiezas a sentirte como un robot. Empiezas a reaccionar como un robot
    42 Haces el propósito de dejar Twitter para no volverte completamente loco
    43 Te lo vuelves a pensar e incumples tu propósito
    44 Te dices: “podría twittearlo”
    45 Percibes la ironía de la situación
    46 La twitteas

lunes, 19 de noviembre de 2012

Diferencias

Un dia me preguntaron qué era lo.que creía que nos diferenciaba de los niños.
No dudé ni un segundo en responder.
El orgullo.
A lo que me dijeron: ¿no es la edad?
Desde luego que no respondí. Lo que nos diferencia es el como solucionamos un conflicto,una rabieta,un enfado.
Los niños con un abrazo.
Los adultos...simplemente no volvemos a hablarnos.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Las circunstancias

Soy una adicta a Internet.
Me confieso,además, adicta a las redes sociales.
Tengo tres facebook, myspace, hi5, twitter, blog, badoo, meetic,msn, google + ...y seguro que alguna más, que ahora no recuerdo.
Si hago memoria y echo la vista y el oído atrás, aun oigo a mi madre diciendome que pasaba demasiado tiempo ante la pantalla del ordenador.
Mi adicción es,y era,tal, que muchos de mis amigos, los más añejos, esos que hice en el cole y el instituto, habrían puesto la mano en el fuego diciendo que yo iba a ser informática.
De hecho, el ser enfermera no es más que el resultado de las circunstancias.
Y es, a las circunstancias, dónde queria llegar.
Las circunstancias son muy putas, y perdón por la expresión, pero es la realidad.
La más pura y cruda,realidad.
El otro dia hablaba con un especimen que busco en google la tasa de compatibildad de nuestros signos astrales.
Como si de un adolescente se tratara, hizo un copia y pega de los resultados de compatibilidad entre escorpio(él) y capricornio (yo).
No tengo seguro del todo, sino cogio además una de mis fotos ( esas que tengo repetidas con asquerosa simetría en cada una de las cuentas que antes enumeré) y no la juntó con una suya para ver como sería la cara de nuestros hijos.
El caso y tras la anécdota o chascarrillo gratuito, es que mi signo astral ( por el cual deberia ser abogada o algo por el estilo) no es mas que fruto de la circunstancia de cuando fui concebida.
Claro y conciso.
Sin entrar en que ahora decian que los signos astrales eran 13 y que segun eso seria Sagitario.
La circunstancia de que el primer espermatozoide en llegar tuviera un cromosoma X y no Y.
La circunstancia de que mis padres se conocieran, mis abuelos y mis bisabuelos.
No voy a echarla la culpa de la evolución a las circunstancias ( algún pragmático como yo también lo llamaría casualidad) pero algo que ver tienen.
El caso es que las circunstancias no me obligan a ser una nerd enganchada al ciberespacio.
Las circunstancias no me ponen una pistola en la cabeza para que me abra 500 cuentas.
Pero me gusta echarles la culpa.
Soy más feliz asi.
Y a fin de cuentas, de eso se trata.
De los pequeños y placenteros momentos de felicidad.
Esos en los que ponen tu cancion favorita en un pub, te compras tu perfume favorito, tu madre te hace tu comida favorita, vas al cine y te compras palomitas, bajas una cuesta con la bicicleta y el viento te empuja...por todos esos momentos en el que las circunstancias te brindan la oportunidad de ser feliz.
Por esos, por esos merece la pena vivir y estar vivo.
Que aunque es parecido,no es lo mismo.
No es lo mismo respirar inconscientemente ( porque nuestra especie ha evolucionado de tal manera que es algo que hacemos automáticamente...imaginaros como sería tener que estar concentrado en respirar..un agobio) que sentir cada partícula de aire pasando por la nariz,garganta y llegar a los pulmones.
A veces, las circunstancias nos obligan también un poco a eso, y nos enseñan, que a veces los mayores placeres de la vida no son cosas de gran valor económico, sino las más pequeñas.
Una llamada.
Un mensaje.
Ver caer la lluvia.
Las margaritas.
Que él o ella te sonría.
Que tu me leas.
Ya os lo dije, las circunstancias son muy putas.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Espera

Se le enfrío el café esperandole.
Al darse cuenta de que no vendría...se le enfrío el alma.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Gritos..

Un día el maestro preguntó:
 - ¿Por qué grita la gente cuando está enfadada?.

Los monjes pensaron.. - porque perdemos la calma - dijo uno de ellos, por eso gritamos.

- Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?

Nadie dijo nada, al final el maestro dijo:

- Cuando dos personas están enfadadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Cuanto más enfadados estén, más alejados estarán, y más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro.

Luego el maestro preguntó: 
- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?.

- Se hablan suavemente, porque sus corazones están muy cerca. 
La distancia entre ellos es muy pequeña.

lunes, 12 de noviembre de 2012

La musa

Hay días en los que te sientas, coges un lápiz y las ideas fluyen, bailan, danzan sobre el papel.
Conviertes el caos que tienes en la cabeza, en arte.
Otros días, simplemente, no sólo no coges el lápiz, sino que no lo encuentras.
El papel ha desaparecido.
Al teclado le faltan letras.
Y a la cabeza sincronización, fluidez y lógica.
Las ideas se agolpan en la punta de los dedos, con ansias por salir, con ansias de ser oídas, ansias de ser leídas y quizás, comprendidas.
Pero hoy, hoy la puerta no se abre.
Las ideas no fluyen, no son consecuentes, no saben qué decir ni cómo.
La puerta no se abre porque no está ella.
La musa.
Admito que cuando ella me falta, no pocas veces he sido tentada de coger la esperanza y tirarla a la fosa común dónde muchas veces yacen los sueños.
Sueños que pasan de esa fosa común al más soleado de los días, y viceversa, y así, sucesivamente, un día tras otro.
Como si de una pila se tratará, el camino de un polo al otro, a veces se hace demasiado sencillo, rápido y sin mirar hacia atrás.
El sueño que hoy llora mañana sonríe y el que hoy muere a carcajadas mañana ahoga sus lágrimas en alcohol.
Lo bueno que tienen los sueños, es que muchas veces, aunque acaban en la fosa común, navegan, navegan en barcos con letras que hace tiempo fueron escritas.
Navegan y se mecen.
Les mece la música.
Y les asustan los gritos.
Los gritos siempre vuelven, siempre están.
Escapan al control, les hunde, me hunden y te hunden.
Pero rompen los cristales, que les separan de su musa.
Y sin darse cuenta, encuentran al lápiz, al papel y se mecen al son de la música mientras se colocan en una ordenada fila, para ser plasmados.
Los sueños lo han conseguido.
Saben más de ti.



lunes, 5 de noviembre de 2012

Ser gótica, fetichista, domina...y no morir en el intento.

Ey, hola.
¿qué tal?
Bueno si habéis leído alguna de mis entradas, algunos de los que me siguen son amigos, pero la mayoría sabréis bien o al menos un poco, de qué pie cojeo.
Cuando tenía ocho años, vi la película de Entrevista con el Vampiro, y en ese momento caí enamorada de los corsets, terciopelos, la vida inmortal y los hombres de pelo largo.
Supongo que el que mis padres fueran heavys también ayudó a que yo cultivara un poco ese lado oscuro ya desde la cuna.
No en vano, recuerdo las mañanas de verano, sin colegio, en casa con mi madre, con Alaska o Tino Casal a todo volumen.
Recuerdo que el entierro de Freddie Mercury se vivió en mi casa, como si del entierro de un familiar mismo se tratara.
Resumiendo, que aunque las charlas de mis padres fueron muchas,  en las que me aconsejaban que por favor no oyera esa música, me olvidara de los chicos de pelo largo y abandonara la senda del mal, nada pudieron hacer por evitarlo.
Con diecisiete años me compré mi primer corset, que aún guardo, en Bilbao.
Ese corset y ese viaje, me costaron un mes sin hablar con mis padres.
Al igual que mi primer piercing.
Pero no solo he sobrevivido a eso, sino a las ondanadas de tíos salidos que sólo ven en ti un reto, una conquista o un bicho raro, que les parece sexy porque lleva corset.
Diez años más tarde, me pregunto cuando pasé de ser una chica, a ser un objeto.
Quieren vendernos que la mujer del siglo XXI es fuerte e independiente y que la sociedad lo entiende.
No vengo a descubriros nada nuevo, pero os diré que mienten.
Y si eres gótica, fetichista y domina...estás jodida.
Esa es la verdad.
Yo no contemplo que existan los temas tabú, esos que en teoría jamás puedes nombrar.
Porque vivimos en una sociedad igualitaria y libre.
MENTIRA.
Entonces ¿por qué no puedo expresar abiertamente que soy fetichista?
¿por qué no puedo decir que me ponen,en mi, los corsets bien apretados y los tacones infinitos?
¿por qué no puedo decir que me ponen, en ellos, los pelos largos, las barbas, los pendientes y los tatuajes?
¿por qué no puedo decir abiertamente que me gustan los juguetes?
¿por qué no puedo expresar abiertamente que me gusta el BDSM antes de que existiera todo ese rollo de las cincuenta sombras de grey?
¿por qué no puedo decir que soy domina y que me pone de mal humor que un hombre intente mangonearme?
Os lo diré alto y claro, porque eso que llaman LIBERTAD no existe.
Porque si reúnes todas esas características, como yo, y además eres gótica, dejarás de ser una mujer del siglo XXI para ser un objeto de un machito de la época NEANDERTAL.
A veces, me pregunto si no sería mejor hacer como siempre dijeron mis padres y dejar los corsets, la música y ser alguien aburrida y en definitiva, normal.
Así me ahorraría las lágrimas, los disgustos y los malos ratos, que de nuevo, una vez más, me tomaron el pelo.
Claro, que también he pensado en crear una especie de juego, en el que torturar a los pobres idiotas que intenten cortejarme, con las mismas estupideces de siempre.
Sí, porque no soy idiota, y al final, tras diez años de que me llamen porro, que digan que soy una pervertida o que les pone cachondos que sea enfermera, he optado por reírme de ellos.
Vale, he tardado diez años, pero mejor tarde que nunca ¿o no?
Así que he ideado una especie de prueba, larga, en la que os aseguro que no la pasara ni un 0'01%.
Obviamente, no os voy a decir qué es, no se cuánto de esos incautos y atrevidos pueden acabar parando por aquí.
Dicen que mis estándares son altos, que exijo demasiado, que así me quedaré sola.
Pues que así sea.
Me he levantado mucho tiempo acompañada y me he sentido más sola, que cuando he estado sola, así que la soledad...ya no me asusta.
Tras tantos años de cabrones, de gilipollas, de salidos, de rock stars sin la estrella y a veces sin el rock, y en definitiva, después de mucho subnormal del mismo género...esto es lo que ha pasado.
Han creado un monstruo.
Y no sólo me pondré corsets y tacones, sino que los corsets serán cada vez más apretados y mis tacones cada vez más altos.
¿Queréis jugar?
Que empiece el juego.
Vais a perder.
Estáis avisados.






jueves, 1 de noviembre de 2012

Soledad absoluta

Acabo de llegar a casa.
He llorado.
He gritado, bajito, para no molestar, aunque ¿a quién?
He seguido llorando.
Me he metido en la ducha.
He llorado.
He apoyado mi cabeza contra la pared.
He deseado por un simple momento desaparecer.
No existir.
Porqué.
Tengo muchas razones.
Hay una que me persigue hace seis años en forma de dinero, que ahora me obliga a estar donde estoy.
No es lo único que me obliga a estar dónde estoy.
Mi país está en crisis y allí no tengo empleo.
Estoy atrapada en una aldea.
Sola.
Sin amigos.
O al menos, si los tengo, no me escuchan.
Sonrío ante ellos.
Pero echo de menos alguien que me diga, no sonrías, no lo hagas porque sé que no estás bien.
Y que entre mis risas y estupideces, sepa ver eso.
Hoy fui a una fiesta.
Sentí que no pintaba nada allí.
Soy buena actriz.
Me he reído y nadie ha sospechado nada.
Pero el nudo en mi estómago y mi jaqueca, me delataban.
He huido.
Podría haberme quedado más, pero para qué.
La sensación de estar en un sitio en el que no debes.
La soledad.
Son tan fuertes, que a veces, hasta incluso, yo misma, me obligo a estar sola.
No soy feliz.
No lo soy.
Intento ponerle remedio.
Pero no sé si llegaré a tiempo.
Intento disfrutar con las pequeñas cosas.
Pero cuando parece que levanto cabeza, llega alguien y de nuevo me hunde.
Estaba ilusionada.
Lo que pasa con los soñadores, lo que nos pasa, es que es tan sencillo hacernos caer de nuestra nube, es tan sencillo herirnos...que a veces las personas lo hacen sin darse cuenta.
Otras, lo hacen con intención.
Mi madre dice que no soy fea.
Yo deseo y desearía serlo, y si lo soy, aún más.
¿Porqué?
Eso me ahorraría el que me abordaran ondanadas de gilipollas, descerebrados, que solo buscan utilizarme como juguete.
Si fuera fea, se me acercarían gilipollas, pero quizás menos o ninguno.
Y el que se acercara sería porque realmente le interesa conocerme.
Ya no tengo ganas de conocer a nadie.
Me he cansado.
Estoy triste.
Y no busco a nadie desesperadamente, es que me he cansado.
Es que estoy harta de que me hagan daño, de que se rían de mí y de que me utilicen.
De que nadie me cuide, de que nadie se preocupe por como estoy, de que nadie me dé un abrazo cuando más lo necesite.
Porque en 27 años, jamás he tenido eso.
Y muchas veces me pregunto, si tan mala persona soy, si tan asquerosa soy, que no merezco que nadie me quiera.
Todos creen que soy fuerte.
Es mentira.
El que me conoce, el que lo hace bien, sabe que soy delicada, sabe que soy sensible y que casi cada día lloro tantas veces como sonrío.
Pero nadie se para a mirar eso, para qué, si son más llamativos mi estética, mis corsets o que me guste el BDSM o que trabaje como enfermera.
Siento que como persona, importo muy poco, pero que como personaje, soy lo mejor y lo más codiciado.
Estoy cansada.
Soy persona y tengo sentimientos, tengo metas y tengo sueños.
Me gustaría despertar y tener a mi lado, alguien al que al mirarme le brillaran los ojos, sonriera como un estúpido mientras colocase mi pelo detrás de mi oreja, que deseara agarrarme mientras duermo y que me diera un beso en la frente cada mañana al despertar.
Que supiera que prefiero las margaritas a las rosas, el té al café y que siempre me despierto despelujada, porque se me olvida quitarme la goma del pelo.
Que duermo abrazada a mi almohada, porque me da miedo estar sola.
Que las noches en que abrazo mi peluche es porque estoy aterrorizada.
Que lloro de emoción en las escenas de las películas de despedidas, besos o de reencuentros.
Que prefiero la compañía de un anciano a la de un niño, pero que querría tener muchos hijos y abrazarles y besarles cada día.
Que odio poner la lavadora, que odio tender la ropa y que cambiar el nórdico me produce auténtica pereza.
Que me gusta el tacto cálido de las bufandas, los gorros y los guantes.
Que soy feliz bajo el sol, tumbada en lo alto de una montaña.
Pero a quién le importa esto.
Creo que jamás nadie me ha preguntado, Amalia, qué es lo que te gusta hacer.
Porque me llamo Amalia, no Amy.
Pero qué mas da.
La soledad, me guste o no, es mi única compañera, aunque a veces la transforme en una almohada o en un peluche.
Y el resto de personas, actores.