jueves, 1 de noviembre de 2012

Soledad absoluta

Acabo de llegar a casa.
He llorado.
He gritado, bajito, para no molestar, aunque ¿a quién?
He seguido llorando.
Me he metido en la ducha.
He llorado.
He apoyado mi cabeza contra la pared.
He deseado por un simple momento desaparecer.
No existir.
Porqué.
Tengo muchas razones.
Hay una que me persigue hace seis años en forma de dinero, que ahora me obliga a estar donde estoy.
No es lo único que me obliga a estar dónde estoy.
Mi país está en crisis y allí no tengo empleo.
Estoy atrapada en una aldea.
Sola.
Sin amigos.
O al menos, si los tengo, no me escuchan.
Sonrío ante ellos.
Pero echo de menos alguien que me diga, no sonrías, no lo hagas porque sé que no estás bien.
Y que entre mis risas y estupideces, sepa ver eso.
Hoy fui a una fiesta.
Sentí que no pintaba nada allí.
Soy buena actriz.
Me he reído y nadie ha sospechado nada.
Pero el nudo en mi estómago y mi jaqueca, me delataban.
He huido.
Podría haberme quedado más, pero para qué.
La sensación de estar en un sitio en el que no debes.
La soledad.
Son tan fuertes, que a veces, hasta incluso, yo misma, me obligo a estar sola.
No soy feliz.
No lo soy.
Intento ponerle remedio.
Pero no sé si llegaré a tiempo.
Intento disfrutar con las pequeñas cosas.
Pero cuando parece que levanto cabeza, llega alguien y de nuevo me hunde.
Estaba ilusionada.
Lo que pasa con los soñadores, lo que nos pasa, es que es tan sencillo hacernos caer de nuestra nube, es tan sencillo herirnos...que a veces las personas lo hacen sin darse cuenta.
Otras, lo hacen con intención.
Mi madre dice que no soy fea.
Yo deseo y desearía serlo, y si lo soy, aún más.
¿Porqué?
Eso me ahorraría el que me abordaran ondanadas de gilipollas, descerebrados, que solo buscan utilizarme como juguete.
Si fuera fea, se me acercarían gilipollas, pero quizás menos o ninguno.
Y el que se acercara sería porque realmente le interesa conocerme.
Ya no tengo ganas de conocer a nadie.
Me he cansado.
Estoy triste.
Y no busco a nadie desesperadamente, es que me he cansado.
Es que estoy harta de que me hagan daño, de que se rían de mí y de que me utilicen.
De que nadie me cuide, de que nadie se preocupe por como estoy, de que nadie me dé un abrazo cuando más lo necesite.
Porque en 27 años, jamás he tenido eso.
Y muchas veces me pregunto, si tan mala persona soy, si tan asquerosa soy, que no merezco que nadie me quiera.
Todos creen que soy fuerte.
Es mentira.
El que me conoce, el que lo hace bien, sabe que soy delicada, sabe que soy sensible y que casi cada día lloro tantas veces como sonrío.
Pero nadie se para a mirar eso, para qué, si son más llamativos mi estética, mis corsets o que me guste el BDSM o que trabaje como enfermera.
Siento que como persona, importo muy poco, pero que como personaje, soy lo mejor y lo más codiciado.
Estoy cansada.
Soy persona y tengo sentimientos, tengo metas y tengo sueños.
Me gustaría despertar y tener a mi lado, alguien al que al mirarme le brillaran los ojos, sonriera como un estúpido mientras colocase mi pelo detrás de mi oreja, que deseara agarrarme mientras duermo y que me diera un beso en la frente cada mañana al despertar.
Que supiera que prefiero las margaritas a las rosas, el té al café y que siempre me despierto despelujada, porque se me olvida quitarme la goma del pelo.
Que duermo abrazada a mi almohada, porque me da miedo estar sola.
Que las noches en que abrazo mi peluche es porque estoy aterrorizada.
Que lloro de emoción en las escenas de las películas de despedidas, besos o de reencuentros.
Que prefiero la compañía de un anciano a la de un niño, pero que querría tener muchos hijos y abrazarles y besarles cada día.
Que odio poner la lavadora, que odio tender la ropa y que cambiar el nórdico me produce auténtica pereza.
Que me gusta el tacto cálido de las bufandas, los gorros y los guantes.
Que soy feliz bajo el sol, tumbada en lo alto de una montaña.
Pero a quién le importa esto.
Creo que jamás nadie me ha preguntado, Amalia, qué es lo que te gusta hacer.
Porque me llamo Amalia, no Amy.
Pero qué mas da.
La soledad, me guste o no, es mi única compañera, aunque a veces la transforme en una almohada o en un peluche.
Y el resto de personas, actores.

2 comentarios:

  1. anims noieta, yo tb ando en soledad desde hace un par de años, es dificil dar con esa persona que nos cuide. pero bueno, mejor estar en soledad que mal acompañado. un petonet.

    ResponderEliminar