martes, 30 de julio de 2013

Ese gran asesino llamado tiempo...y su amiga la distancia

Tic, tac, tic, tac...

¿No es un gran asesino el tiempo?

Yo creo que sí.

Vivimos siendo esclavos de dos agujas (algunas veces tres) y de ese sonido: 'tic, tac, tic,tac'

En algunas ocasiones son relojes analógicos (las que menos) en la mayoría son digitales.

Alarmas de despertador, citas con el médico, el jefe que quiere echarte la bronca, los amigos que te hacen un hueco entre el cliente de la una y el de las dos y media, los plannings que te indican qué días libras y qué días te toca pringar como a un campeón.

Y así se suceden los días, las semanas, los meses, los años y en definitiva, la vida.

Esclavos del tiempo.

Sumisos de dos agujas que te indican cuando es adecuado beber una cerveza, cuando es adecuado ir a dormir, cuando lo es salir con los amigos y qué días son los más propicios para salir o para viajar.

A mí, particularmente, me gusta romper las reglas, o al menos me gusta creer que lo hago.

Me gusta irme a dormir tarde un día porque me apetece o porque la conversación o el monólogo que te marcas con un amigo que vive lejos (viviendo dónde vivo, todos o casi todos, viven lejos...incluso aunque vivan en Londres...pero ya me estoy desviando de nuevo..qué raro ¿no?), la música que te enseña el uno, las lágrimas que te provoca el otro y lo que jode estar lejos.

A veces me gusta pensar, que tiempo y distancia, son amigos, y además de ser retorcidos, les encanta jugar con todos sus muñecos, jodiendo algunas veces más a unos que a otros, y dejarles claro que el timón de su vida, lo llevan ellos dos, la distancia y el finito tiempo.

Lo que se suele conocer como un caos organizado.

Tu crees y gustas de pensar que el que maneja su vida eres tú, cuando en realidad, tu vida está claramente marcada por estos dos compinches de bar de barrio, el tiempo y la distancia.

'El tiempo todo lo cura' estoy segura de que habéis leído u oído esto, en más de una, dos y hasta tres ocasiones.

Soy enfermera, y el tiempo no cura nada, no tiene ninguna propiedad antibiótica, ni anti-vírica...ni siquiera es desinfectante.

Lo único que hace el tiempo es mantenerte lo suficientemente ocupado, como para que se te olvide que un día, un, o una, gilipollas te jodió la vida o se rió de ti o que un niño en el cole cuando tenías tres años te robó el bocadillo,quizás, que has discutido con una persona importante o que simplemente hace tres meses, dos semanas, un día y ocho horas, que llegaste tarde al trabajo...o que él o ella te dio el último beso.

Somos incapaces de recordar todas las cosas que han pasado en nuestra vida, tan solo nos acordamos de aquellas que nos provocaron una sonrisa, de lo que nos pareció interesante y en algunas ocasiones de lo que nos provocó un mar de lágrimas.

Aunque, lo de las lágrimas, el cerebro suele olvidarlo, por eso lo de 'tropezarse no es un problema, el verdadero problema es encariñarse con la piedra'.

¿Cuántas piedras habéis tenido en vuestra vida? ¿de cuántas vidas habéis sido piedras?

Si he de responder yo misma a ésta pregunta, diría que con mi conjuntito de piedras bien podría hacerme una casa, una tienda, un pub y una zona de recreo.
De todos modos, no me quito valor y supongo que he formado parte de más de un recreo de piedras en las vidas de otros.

Pero, las piedras que el tiempo te hace olvidar, no serían tan fáciles de pasar por alto, sino fuera por su amiga, la inseparable distancia.

'No quiero volver a verte'.

Dicho y hecho, dejas de coincidir y punto.

En realidad éste dicho y hecho puede no ser tan sencillo cuando vives en un pueblo o ciudad pequeña y compartes aficciones..y lo digo por experiencia propia.

¿Pero en una ciudad como Londres? ¡paparruchas! dicho y hecho, dicen distancia y tiempo mientras se chocan los cinco entre ellos.

No ver a alguien en Londres es tan sencillo como que a veces quieres ver a alguien y también te es imposible verlo.

Es por eso que creo que Londres es la ciudad del tiempo (todo el mundo corre como llegara tarde a algún sitio, aunque sea Domingo..el turista al que le cierra el museo, el trabajador perezoso del cinco minutitos más...) y la distancia (tu vives en el norte y yo en el sur, pufff es que hasta ahí que pereza...vale quedamos a las dos..y siempre llegas tarde, porque hay obras en el metro, huelgas o alguien se ha hartado y se ha tirado a la vía).

Londres, ya lo dije, es como esa pareja infiel, a la que quieres aunque te arruine la vida, porque es capaz de darte lo peor y a la vez lo mejor..pero hoy no es ese el tema..sino el tiempo y la distancia.

Suponiendo, que los años..o que el tiempo fuera una unidad métrica...¿a cuánta distancia equivaldría mi vida?

Si me fijo en lo obvio (que soy de Burgos, que he vivido en Murcia, en Barcelona, en Stratford Upon Avon y ahora en Londres..sumado a todo lo que he viajado) diría que la distancia de mi vida en metros (o kilómetros)  sería mucha, aunque si me adentro más allá de lo obvio..no sé si he recorrido demasiada distancia..quizás necesite un poco más de introspección, de conocimiento propio (ya sabéis: qué quiero yo, qué me gusta a mí, qué es lo que deseo yo...) para alejarme de las piedras del camino...aunque también dicen que...no se le puede poner diques al mar...¿no?

Odio que mi vida la controle el tiempo, por eso jamás llevo reloj.

Y de la distancia, ya me encargo yo, no me cae tan mal.

Feliz Martes.

martes, 23 de julio de 2013

Problemas...y otros desvarios

Una vez al mes me convierto en un saco de llanto, de nervios, de migrañas, de angustias, de miedos...como odio las hormonas.

Lo que ocurre es que hay meses, que además parece que todo ello encuentra una base más o menos estable sobre la que sustentarse y que hace desequilibrar un poco, un poquito, mi punto de mira, hasta el punto de sentirme un poco mareada.

Hoy comencé la lectura de un libro (que me he descargado online y sin pagar un duro...soy una pirata, sí y que..entre otras muchas virtudes) que se llama: 'mujeres que aman demasiado'.

No llevaba doce páginas leídas cuando ya lloraba a moco tendido.

Soy la típica mujer (o quizás no tan típica) que es una romántica empedernida...sólo que con el corazón algo congelado después de tanto fracaso y tanto chasco...de hecho se ha roto tantas veces, que aún hoy, me pregunto como es posible que pueda seguir latiendo a un ritmo más o menos acompasado (sistole, diástole, sístole, diástole) y que no haya caído ya, en una fibrilación auricular (que es lo que le correspondería dadas las circunstancias normalmente).

Aún así, y sin irme demasiado por las ramas, aún creo (y confío) en que un día aparecerá lo que se suele llamar un alma gemela (en alguna parte has de estar...)  y digo aparecer, que no buscar, hace tiempo que aprendí que buscar es malo, que las cosas ocurren y las personas aparecen y desaparecen del camino que es tu vida, sin que tu puedas hacer nada al respecto...así que ¿para qué buscar?

El caso es que en este libro, lo que me ha provocado la llantina no es que acabe siempre con hombres y relaciones imposibles (que suelo hacerlo) sino que todo ello es fruto de la relación disfuncional que he experimentado desde hace años en la relación con mis padres.

De hecho, hasta el que yo sea enfermera, parece ser que es fruto de ésta misma relación.

Es frustrante ver, hasta qué punto, dos personas que jamás te han tenido demasiado en cuenta, más allá de sus propias discusiones en las que casi siempre acababas siendo tu la culpable sin comerlo ni beberlo, que te han culpabilizado muchas veces hasta por el mero hecho de existir...consiguen convertirte en una mujer con tendencia  a relaciones disfuncionales.

Como si haber tenido que emigrar por su culpa hubiera sido poco.

Encima me empujan a una desdichada vida amorosa.

Según éste libro de auto-ayuda (terapia o como queráis llamarlo) parece ser que el hecho de la frustración no funcional con los padres provoca que vayas por ahí regalando tu amor a cualquiera y que te creas que has de cuidar e ir solucionándole los problemas a la gente.

Porque eso te reconforta y te hace sentir mejor como persona, y más llena y más valorada.

Lo más jodido del asunto, es que es cierto.

Quiero decir, en mi caso, la falta de cariño, la soledad que siento (en respecto a la relación con mis padres) es inmensa, es que no se puede describir con palabras, es algo que (aunque no tiene arreglo) me provoca un nudo en el estómago de esos que te impiden tragar, y que me impulsa a cometer locuras y estupideces a partes iguales.

Nunca he conocido una relación, más allá de la que tenían mis padres, que por supuesto era disfuncional, plagada de celos, gritos, mal entendidos, reproches, infidelidades, drogas...

Dicho esto, a mi siempre me invade la misma sensación, para qué voy a darme a conocer a nadie, si al final, va a marcharse, va a dejarme.

Es una idea que no parece que funcione demasiado con mi idea del amor romántico ¿verdad?

Hace mucho tiempo (como unos diez o doce años) construí una coraza a mi alrededor, casi nunca le confieso como realmente me siento a nadie, porque a nadie parece importarle (o no les importa o simplemente se han cansado de intentar conocerme y que confíe en ellos), sin embargo creo que soy bastante buena escuchando los problemas de los demás y ayudando...siempre se me ha dado bastante bien escuchar.

Así que cuando algún hombre me dice, que quisiera saber más de mí, que quiere que le explique mis cosas, mis pensamientos, siempre digo lo mismo: ' soy muy mala describiéndome a mí misma, posiblemente te aburriría mi vida. Si quieres saber algo, lo mejor es que preguntes'.

Me sale solo, casi de carrerilla, siempre uso la misma coletilla, independientemente de quién me pregunte, no me molesto en cambiarla ni un milímetro.

Así es como todas mis relaciones acaban igual, con alguien cansado de ir detrás de mí, con alguien cansado de preguntarme, con alguien cansado de ver que el interés no es recíproco, aunque en muchas ocasiones esto no es cierto, existe ese interés, pero se eclipsa con la pregunta ¿para qué? ¿para qué voy a invertir tiempo, si vas a terminar marchándote?

Además el libro dice, que las mujeres que amamos demasiado tenemos una tasa de ser adictas a algo en nuestra vida, muy alta.
La mayoría, somos adictas a los dulces.

Ok, gracias querido libro.
Por convertir mi vida en un guión de película y al parecer en un patrón bastante común en los vástagos de familias desestructuradas.

Y yo, de mientras, continuo con mi particular guión de película, sola, hambrienta de cariño..pero desde hace ya algún tiempo, con el suficiente amor propio como para no buscar ese cariño en cualquiera.

Lo que no sé es si acabar el libro...o no.

Quizás deba escribir el mío propio.



viernes, 19 de julio de 2013

Te echo de menos.

Que puta es la vida.
Que jodida.
Que injusta.
Que...mierda.
Que más da lo que te esfuerces, no vas a sobrevivir.
La dama negra espera al cruzar la calle.
Cada día es un día robado, uno menos.
Que diferente sería todo, si estuvieras aquí.
Te echo de menos.
Mucho.
Felicidades Mario.

Tu hermanita oscura.



miércoles, 17 de julio de 2013

Sobrevivir a Londres

Sobrevivir a Londres no es lo mismo que sobrevivir en Londres.
Sobrevivir a una gran urbe, que se mueve a diferentes ritmos: por el día, por la noche, el fin de semana, en los días de invierno (que son los más), en los días de verano (un par de semanas al año, el verano que hay suerte).
Hay centenares (o miles) de blogs en los que te explican que para sobrevivir en Londres...por ejemplo, para viajar, necesitas una oyster, que tienes tarifas semanales y mensuales, que es más caro viajar en tren, metro que en bus (y por este orden), con cuánto dinero has de venir a Londres para poder 'sobrevivir' 'x' tiempo, con que compañía telefónica has de comenzar...
Yo no quiero hablar de eso.
Yo quiero hablar de sobrevivir a ella, a la gran urbe, a la ciudad que nunca duerme.
A la ciudad plagada de gente que no se mira a la cara, que no levanta la cabeza, que no mira por donde pasa, que no mira donde acaba...pero si pregunta el cómo pudo acabar ahí y el porqué.
Esa es la supervivencia de la que yo hablo.
De la otra, como he dicho, ya hay miles de páginas hablando de ella con información más o menos fidedigna (no seré yo, quién os diga como hacer una criba de lo que leáis en internet).
Nos ponemos en el caso ¿vale?
Coges tus maletas, y en ellas introduces hasta el último pedazo de tus sueños, los empaquetas y suben a la bodega de un avión, al altillo de un tren o al maletero de un autobús.
Y llegas aquí.
Llegas a la ciudad de los sueños, la eterna ciudad de paso...del 'yo aquí no me quedaré demasiado tiempo, sólo he venido a...' ¿y quién sabe eso nada más llegar? ¿quién controla hasta el más nimio detalle de su existencia como para poder erigir una firma en fuego en la que diga:' Llegué en enero a Londres y en dos años exactos regreso a casa'.
La respuesta es bien sencilla...nadie.
Londres es la ciudad de los sueños cumplidos y realizados, para algunos afortunados.
Para otros, Londres es la ciudad de los sueños rotos, una de las ciudades más caras en las que vivir, y muchos casos, una ciudad dura para sobrevivir.
Llega el día, y acabas de llegar a Londres, estás en el aeropuerto (Stansted, Luton, Gatwick..que más da cuál), en la estación (Euston, St Pancreas, Marylebone...Victoria) y en tu mente sólo aparece LONDRES.
No soy quién para dar consejos a nadie, pero nada más llegar a Londres lo primero que has de aceptar es que nadie a quién conozcas, estará durante mucho tiempo en tu vida, la gente aquí, está de paso, como ya he dicho más arriba, y son muy pocos los que viajan con la idea clara de que 'a las duras y a las maduras' me quiero quedar aquí...¿suena a una especie de compromiso, verdad?
En el fondo lo es.
Londres es lo más parecido a serle fiel a alguien que te es infiel, a una ciudad que aprovechara cualquier momento de bajón, cualquier equivocación, para hacerte recordar que, en la mayoría de los casos, estás a kilómetros de tu casa, de tu familia, de tus amigos y...de tu hogar.
Supongo que lo más importante, para sobrevivir a Londres, es como a una pareja, aceptarla con sus cosas buenas (que son muchas, de hecho jamás acabarías de vivir cada una de las oportunidades que ésta ciudad puede brindarte) y sus cosas malas (que las hay, y también son muchas).
Aceptar la experiencia, no rendirse, sonreír, levantar la cabeza, mirar al cielo...acabar en Greenwich, con Londres a tus pies y darte cuenta de que: ' joder, vivo en Londres'.
Londres.
Londres.
La ciudad de la música, la ciudad de las oportunidades.
¿Queréis mi opinión?
Sobrevivir a ésta ciudad y aceptarla como una grandiosa experiencia, sólo depende de vosotros, no de los demás.
Aceptar que el único que estará con vosotros mismos seréis solo vosotros, aceptar que pasaréis muchos momentos de soledad y que os debéis de aceptar tal cual.
Londres no es una ciudad para personas débiles (mentalmente hablando).
Son tiempos duros (no digo nada que nadie no sepa) y son muchas las personas que dejan todo atrás, en busca de un futuro mejor.
Los comienzos no serán sencillos, nada será fácil...porque lo complicado no comienza cuando empaquetas tus cosas en una maleta...no.
Lo complicado comienza cuando haces y deshaces tantas veces tus maletas que ya no sabes dónde vives, no sabes si estás en el norte o en el sur, no sabes si ésta vez te has mudado porque te has cambiado de trabajo, el edificio donde vivías va a ser demolido, te has echado pareja y te vas a vivir con ella o tu casero está loco y te ha tirado las maletas a la calle. Porque son cosas que vivirás en Londres.
Si crees que no eres capaz de sobrevivir a los cambios, que no eres capaz de mutar y adaptarte, y que terminarás por perderte a ti mismo, por perder tu esencia...Londres no es tu ciudad.

Es lo único que puedo decir. 

Es una ciudad que te cambia.
La única pregunta es: ¿estás dispuesto a cambiar?
Yo tuve clara mi respuesta: Sí.
La tuya...depende de ti.