martes, 19 de marzo de 2013

Marioneta de material de vertedero.

Me encantas.

Me encanta.

Me encanta ver como crees llevar la situación por la mano.

Me encanta imaginarte creyendo que tu mandas.

Me encanta imaginarte riendo pensando en ello.

Me encanta que te creas un regalo de los dioses para las féminas.

Me encanta que creas que todas piensan en ti.

Me encanta.

En serio.

Siempre quise tener una marioneta como tú.

Una marioneta tan segura de sí misma, tan engreída, tan narcisista, tan egocéntrica...que le sea imposible imaginar que no es el que utiliza, sino el utilizado.

Una marioneta de material de vertedero.

Voy a ver si me compro unos zapatos nuevos.

Tu ya me aburres.






miércoles, 6 de marzo de 2013

Turismo emocional

Hace un tiempo encontré la imagen que estáis viendo a la izquierda.
Al principio me hizo gracia.
Luego, me paré a pensar y...estoy segura de que todos alguna vez hemos tenido a uno (o más de uno) en nuestra vida.

Alguien que llega y te envuelve en halagos, palabras (que esa persona emite de forma vacía y sin contenido, pero a las que tu otorgas un valor) y cuando consigue tenerte
total y absolutamente a sus pies...desaparece.
¿Os ha pasado?

Hubo un tiempo en el que creí que éstas cosas con la edad iban desapareciendo.

Pero no es así.

Muchas veces aunque el cerebro le grite al corazón ¿Pero es que nunca aprendes? la realidad es que jamás parece aprender y suele optar por ilusionarse como la primera vez.

Volviendo a los turistas emocionales...

Tienen tendencia a repetir sus apariciones, es decir, llegan una vez lo desordenan todo hasta el punto de que pierdes la cabeza, la sensación de tiempo, hasta que se hacen indispensables en el día a día pero, una mañana te despiertas y ya no están, se han volatilizado.

Y cuando pasa el duelo, por fin consigues superarlo, si les das la opción...¡tachán! Hola ¿te acuerdas de mí? que tú estás pensando ¿Cómo iba a poder olvidarte imbécil?

Ese es el punto, llegar a asumir que no te aportan nada, pero por desgracia hasta que eso llega, primero han desordenado tu vida unas cuantas veces.

Otro de los puntos, es que el turista emocional, tiene muchas formas, no sólo ha de ser una pareja, también puede ser un amigo, un familiar...

¿Reconocerlo?

Supongo que al final de tanto tropezar con la misma piedra es la vida la que te da la alerta cuando uno de estos turistas aparece, aunque no siempre a tiempo.

A lo largo de mi vida me he topado con bastantes turistas emocionales, supongo que mi personalidad atrae a éste tipo de personalidades.

Algunos de ellos han desaparecido con mensajes como: 'No me llames más me voy a la piscina' (en este caso, pasado el tiempo debo confesar que siempre me dio mucha lástima pues pensé que iba a ahogarse nada más meterse en la piscina), otros han optado por poner a otras personas al teléfono para decir que no les llames más...¡oh, espera! hablamos del mismo jajajaja (son tantos que al final una pierde la cuenta)...algún otro caso curioso, es la típica pareja a la que tu le das todo antes de que acabe de decir que quiere y/o necesita algo y cuando tu sugieres pasar la semana santa del siguiente año en tu casa te corta con un: ' hasta el año que viene aún queda mucho tiempo' o si tú te coges vacaciones para poder pasar momentos de duelo con él y a ti sin embargo te toca viajar sola en tren o 'no tenemos suficiente dinero para volver' (dejándote previamente claro que si fuera uno de sus familiares, ya estabas viajando hacía un rato).
Un último ejemplo sería en el que le cuentas a tu amigo el porqué has roto con una pareja (algo grave) y quitándole cualquier cariz de importancia te dice: 'no es para tanto'.

He de confesar y confieso, que yo tampoco he sido una santa (supongo que era obvio) y soy consciente de haber desordenado la vida de más de una persona más de una y de dos veces.

Sería injusto atribuirlo al karma ¿verdad?

Si hago lo que dice mi mejor amigo y es observar mi vida como un camino en el que hay personas que te acompañan largas temporadas y otras unas muy pequeñas...sin duda los turistas emocionales son las personas que te colocan piedrecitas, piedras o pedruscos en  él y además los que se ríen abiertamente cuando te tropiezas.

Creo que no existe manera alguna de evitar que entren, porque es la vida, es así, si conoces personas no todas son iguales, no todas otorgan lo mismo ni esperan lo mismo, al igual que nosotros no damos ni otorgamos lo mismo con todo el mundo...supongo que al final es cuestión de escuchar a la experiencia y lanzarse a la piscina sólo cuando estás bastante seguro de que sabes nadar y no entre tiburones.

De todos modos y sólo porque soy una mujer precavida, me he comprado unos manguitos...yo ya no me ahogo más veces.