miércoles, 13 de agosto de 2014

Hay que follarse a las mentes

Hace días que ésta idea pulula por mi cabeza...hay que follarse a las mentes.

Saltarnos los cánones estéticos que la sociedad nos impone, y que todos, o casi todos, nos tragamos sin ayuda.

¿Que se llevan los flecos? Me pongo flecos en las cazadoras, las camisetas, los pantalones y si hace falta hasta en las bragas.

¿Que se llevan los jeggins? (para él o la que no lo sepa, los jeggins es una moda entre pantalón y malla, que aprieta mucho y marca aún más, que se ha puesto muy de moda últimamente.

¿Y si se lleva raparse medio lado de la cabeza? Pues nos la rapamos todos, porque es lo más.

¡¡Que aburrimiento!!

¿O no?

No sé, creo que siempre me ha gustado nadar contra corriente, algo que mucha gente ha tildado de rebeldía adolescente...aunque claro, supongo que seguir al rebaño sería lo que Nietzsche llamaría: 'Hombre masa' algo de lo que más tarde escribiría también Ortega y Gasset:'El hombre masa es, no tanto el masivo, sino el inerte, es decir, no tanto el que pertenece a un conjunto, y por lo tanto se comporta como el resto de los miembros de ese conjunto, sino el que es incapaz de reacción, por encontrarse inmovilizado, por no ser eficaz, es decir, por no ser libre, por no ser capaz de determinarse a sí mismo, necesitando ser determinado por alguien más, tal y como sucede con la masa en las manos de quien la amasa, dándole forma. En este sentido es hombre masa el esclavo del amo, el súbdito de la monarquía, el subyugado por el gobierno comunista, el expoliado por el régimen socialista, el pisoteado por el sistema fascista, es decir, todo aquel que, involuntariamente, es usado por alguien más a manera de mero medio'


Pero, claro, la filosofía nunca ha estado muy de moda...y es una pena, a mi, personalmente, me gustaría más ver a un montón de gente tienen discusiones sobre si el modelo de Descartes es mejor que el de Kant o si por el contrario, son más cercanos con el tipo de pensamiento de Socrates o de Confucio.

Aunque, supongo, de nuevo, que si a alguien que se caracteriza por seguir las corrientes de lo imperativo, de lo impuesto le dices que:' Si lloras por no ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas' lo más posible es que piense que estás mencionando un trozo de una letra de Justin Bieber o que incluso crea que Tagore es un nuevo grupo de música pop.

Nadar a contra corriente es duro, pero, lo es aún más si eres mujer. Si eres mujer y nadas a contra corriente las cosas se ponen muy complicadas, muchísimo.

Empecemos por algo sencillo, la ropa.

No sé quién ha dicho que a las mujeres nos gusta ir de tiendas y que podemos pasar horas en ellas, a mí, personalmente, me desespera. Me desespera entrar en una tienda, encontrar algo de mi talla (que no siempre ocurre) y después cargar con todo lo que he encontrado hasta un probador minúsculo, al que tengo que hacer cola para acceder y en el que después, a duras penas voy a poder probarme nada en esos cincuenta centímetros cuadrados sin ventilación que te dejan...y ¿esos espejos que sacan michelines dónde nunca los hubo?
Siempre me he preguntado dónde compran esos espejos en las tiendas, el de mi casa, al modo de la madrastra de Blancanieves, siempre me enseña lo bonita que voy, no dónde se me han acumulado los trozos de chistorra que me comí ayer por la noche.

Para añadirle aún más chispa al asunto, pongamos que el rango de colores en tu armario abarca del negro claro al negro oscuro, con alguna pincelada de rojo, azul, verde, marrón y morado...estás jodida, muy jodida.
Sobre todo en verano.
Queridos diseñadores, soy una mujer, no un palito reflectante de discoteca, ni un pivote para marcar los arcenes de la carretera ¿quién os ha dicho que quiero vestirme de rotulador fosforito?
El verano es tedioso para encontrar ropa, porque mi ya de por si poco extenso repertorio de colores, me encuentro que sólo hay rosas, amarillos,azules, rojos, verdes y todos reflectantes y fosforitos...gracias, muchas gracias.


¿Y las modelos? ¿Cuándo se paso de ver atractiva a Marilyn Monroe, en su talla 42-44 a las famélicas que como galgos hambrientos pasean por las pasarelas?
¿Quién dijo que eso son mujeres reales?

En serio, debe de ser una broma.

Dudo mucho, que algunas de esas señoritas se haya comido, jamás, en su vida, un plato de callos o uno de garbanzos, que haya probado la deliciosa morcilla de mi tierra burgalesa o que se haya comido un solo bollo de esos glaseados de la panadería.

Pero no me imagino a Marilyn Monroe (y no haré una afirmación categórica porque desconozco la información) sufriendo por beberse una coca cola y contando las calorías de las dos hojas de lechuga de la ensalada que acaba de ordenar al camarero en el McDonalds.

A mí, por seguir nadando contra la corriente, me encanta comer, me encantan los postres, las gominolas, los helados, el chorizo, el fuet y los berberechos.
Me encanta mojar el pan en la salsa, mancharme los dedos y chupármelos. Y lo disfruto, vaya si lo disfruto.

Hacer deporte, hacer deporte no me gustaba ni en el colegio a quién vamos a engañar. Gimnasia era una de las asignaturas que siempre suspendía junto con matemáticas, y no me da vergüenza decirlo. Y me da igual que cada año en enero me inunden a publicidad para que me apunten al gimnasio de debajo de mi casa, no voy a ir, vayan asumiéndolo.
¿A qué? a ver a tíos narcisistas y egocéntricos, con más músculo en sus brazos que dentro de sus cabezas...croissants, que se besan los bíceps mientras se contemplan en el espejo. Eso ellos, ¿y ellas? Barbies esqueléticas que cuentan las calorías del agua que beben y si se les almacena o acumula la grasa aquí o allá...en serio, prefiero seguir nadando contra la corriente.

Prefiero salir a pasear por un parque, hacer un picnic con mis amigos (y comer), irme a disfrutar del exterior, que correr en una cinta como un hamster, me seduce bastante poco la idea, vaya.

Siguiendo con los canones que estipula la sociedad, señores diseñadores (y perdonen que siga con el tema) pero...YO NO VOY EN TACONES AL TRABAJO, me gusta caminar, además de parecer un velociraptor los fines de semana en casa, ¿zapatos planos? ¿zapatillas? ¿botas de mujer planas?


¿Os imagináis un mundo en el que lo que le pusiera a la gente fuera la sinceridad? ¿La gente que sale fuera, que piensa fuera del tiesto? ¿Que a la gente le pusieran las mentes?

Que la gente fuera por la calle, conociera a alguien y dijera:' Me encanta como piensa fulano o mengano, me lo follaría'.

Más allá del aspecto físico, del canon impuesto, follarse a las mentes.

Las mentes, las mentes son seductoras.

De un cuerpo se encapricha cualquiera, es sencillo que te atraiga una persona que más o menos responde a lo que te gusta, por ejemplo, en mi caso, un hombre con barba, pendientes, tatuajes, gafas y las manos y dientes bonitos, tiene más del camino recorrido.

Pero...pero ¡ay amigo! si te engancha una mente, ahí estás perdido, ya lo dijo Dante en Martin Hache:

“Me puede gustar un hombre tanto como una mujer. Me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo que hay una mente que los mueve que vale la pena conocer. Conocer, poseer, dominar, admirar. Yo hago el amor con las mentes. Hay que follarse a las mentes.”

Sigamos lo que dicen Dante, convirtamos los ceros en dieces, las mentes enganchan, las mentes seducen.

Hay que follarse a las mentes.

A ser posible, al ritmo de los riffs de alguna guitarra.

2 comentarios: