viernes, 11 de julio de 2014

Los hombres...

Buf, que título más genérico, que de generalizaciones van a soltar mis dedos pulsando las teclas de mi portátil (al que no le daban más de un par de años, y ya tiene cinco años...felicidades pequeño), bueno de cosas pequeñas me proponía escribir hoy (a veces no tanto), así que, directa al tema, que tengo una facilidad increíble para irme por las ramas, cuando me pongo delante del teclado a escribir en el blog.

Un segundo, voy a cambiar la lista de Spotify, una entrada así, se merece al menos, escuchar a Alaska o sucedáneos...y ¿qué?, ¿qué que hablemos de hombres? ¿no son los seres más graciosos de la creación?

¡Venga hombre! ¡que nos dieron una costilla! o eso dice uno de los libros de ciencia ficción con más seguidores de la historia.

Espero que para el siglo que viene, la guía del autoestopista galáctico también se convierta en religión.
Yo ya tengo su insignia por defecto, una toalla blanca del M&S, no salgo de casa sin ella.

Tiene gracia que a su máximo exponente lo crucificaran, se ve que no les caía muy bien el tipo...jajajaja...hay que andarse con cuidado con los cristianos, que tienen muy mala leche y a la mínima ¡zas! de paseíllo y a una cruz que te vas.

Aunque no se quedan cortos los musulmanes, si robas te cortan una mano (ahora vas y lo cuentas) y pobre de ti si eres infiel o te casas con un cristiano, te matamos a pedradas, nada que ver con las que lanzaban en La vida de Brian, los Monty Python.

Os váis a reir, pero yo siempre he querido, no tener barba (hay algunas señoras que tienen la barba mucho más profunda, que muchos de los hombres que conozco...y son unos cuantos) sino tener huevos.

Creo que la sensación de rascarte los huevos ha de ser la hostia (con perdón de la expresión), pero me imagino que debe de ser algo similar a cuando nosotras nos tocamos el clítoris (sí, santiguaros, yo lo hago y lo confieso, me masturbo y me gusta)...con la diferencia de que ellos pueden hacerlo en público.

Van al supermercado no saben que comprar, rascada de huevos.

Están en una entrevista, tienen una duda, se rascan la barba y paso seguido los huevos.

Se enfadan, se cogen los huevos.

Saludan, se cogen los...ah no, ahí no.

Pero en serio, rascarse las pelotas, debe de ser algo así como la panacea, tanto es así, que quiero un par, sí, no quiero morirme sin experimentar la sensación de rascarme las pelotas.

Y como no estoy completamente segura del rollo ese de la reencarnación, pre asumiendo que sólo voy a vivir una vez, quiero un par de pelotas, y las quiero en mi muñeca, a modo de pendientes.

Total, cuando me las inserten, cercana a los 80 años, lo más posible, es que hasta mis orejas sean pendientes, y quiero ser una abuela moderna, quiero un par de testículos en mi muñeca y poder decir eso de que me suda un huevo la historia del calentamiento global, o que Pedro el abuelo de la habitación de la izquierda le haya puesto los cuernos a Pepa, con Saray (porque esa es otra, los nombres de los abuelos del siglo XXI van a ser tronchantes), la que se saca la dentadura postiza para no hacerle ni dejarle roces a Pedro.

Como yo siempre he tenido más clase, y más categoría, quiero rascarme las pelotas.

Pero eso no es lo único por lo que los hombres me fascinan, bueno, seamos sinceros, en realidad no lo hacen.

Tengo muchos amigos, muchos muchos muchos amigos, del género masculino, y aunque mis amigos son gente excepcional, puedo escribir éstas líneas, tras haber topado con una gran cantidad de cerdos y tras haber consolado a una gran cantidad de amigas que han sufrido sus ataques.

El cerdo por antonomasia, puede coger hasta tres aviones para ir a verte a la otra parte del globo.

Y seamos sinceras, a la mayoría de nosotras, se nos caen las bragas ipso facto pensando en que nuestro príncipe azul hace hasta cuatro transbordos por nosotras.

¡Craso error!

No coge tres aviones por ti, no espera seis horas en aeropuertos por ti, no piensa en ti.

No, no, no y no.

Con lo único que está pensando tu príncipe azul (en la mayoría de los casos, pitufo y encima desteñido) es con uno de sus miembros, concretamente con el que tiene entre las piernas.

Sí, aciertas, está pensando con la polla.

Está pensando en clavártela.

Pero hasta el fondo, olvídate de aquello de la puntita, para nada, está pensando en metértela,sin precaución alguna, y bien al fondo.

Así es la vida amiga, así son las cosas.

El amor como muchos de estos tipos lo ven, es como un espacio regulable a intervalos y en posturas.

Y qué decir de las reglas.

No hace demasiado (siempre voy un capítulo por detrás en éstas historias) descubrí una mierda, sobre una regla de las tres citas.

Según ésta estúpida regla, si no te acuestas con ellos tras la tercera cita, pues creen que siempre vais a ser amigos.

Sí, sí, o te abres de piernas a la tercera cita, o ya está el tema finiquitado y listo, olvídate de que te llame, de que te mande whatsapp's y toda ésta historia..que para las que os pasa como a mí y solo topáis con capullos, es como la historia interminable, pero en versión japonesa subtitulado en andaluz, lo que hace que 'El Vengador Tóxico' se convierta en película de culto, comparada con la mierda que vas a tragar, por los siglos de los siglos.

Supongo que si viviera en la época de Jane Austen, a mis 29 años, ya me habrían considerado de vieja solterona (menos mal que sé hacer ganchillo para adaptarme al paso de los años, como mandan los cánones sociales).
Aún peor, porque he tenido relaciones sexuales (sí, ¿y qué?) con más de uno, de dos y de diez y de quince. Y no me avergüenzo en reconocerlo. ¿Debería?
Supongo que después de cierta afirmación, empezaré a oír los típicos comentarios de no te respetas a ti misma, eres una mujer de cierta reputación, eres fácil, eres...esto o aquello.

Me suda un pie.

Me gusta el sexo, me gusta el bdsm, soy fetichista, me masturbo, peor aún, veo porno y me toco las tetas siempre que tengo ocasión, y que me detengan por ello.

Claro que todo esto lo escribo por el subidón del momento que produce escuchar a Fabio Mcnamara...

Y ya que estoy puesta a confesar, me encantan las tonterías que han hecho, hacen y harán, muchos hombres por conseguir mi atención.

Cogen aviones (trenes, coches, autobuses, y algún día espero que cohetes), me pagan noches de hotel (hostel, albergue, hoteles de cuatro y cinco estrellas, tiendas de campaña, furgonetas...), cenas, vacaciones, me invitan a copas, a la discoteca...y yo encantada.

Salvo por la tontería de tener testículos, creo que no sería jamás un hombre.

Siempre has de competir...no me digáis que cuando dos tíos hablan y les gusta la misma tía no parece un documental de esos de la 2, narrado por Félix Rodríguez de la Fuente....porque yo en ocasiones he pensado en ir a comprarme palomitas y ver como pierden testosterona por un asunto perdido, porque ninguno de ellos va a mojar (aunque eso, ellos, no lo saben).

Intentar no quedarte calvo, la barba, los pelos en las piernas, espalda, culo, pies...a veces en todas partes excepto en la cabeza..

La barriga cervecera.

Los coches, que muchas veces son prolongaciones de sus minúsculos penes (porque los hay muy muy pequeñitos), las motos...

Y todo ¿para qué? para captar nuestra atención, sí de las mujeres.

Porque digan lo que digan, las que tenemos la sartén por el mango, somos nosotras.

Las cosas además empeoran, cuando te topas con un egoísta.
 ¿Qué defino como un egoísta?
 Seguro que a todas mis amigas les ha pasado al menos en una ocasión, un egoísta es aquel tipo que se cree una estrella del rock (vaya, que va de guay y no llega ni a chachi), con el que parece que tienes que pedirle permiso por caminar cerca suyo.
No sólo eso, además en la cama, se dedica a la autosatisfacción, como si tu fuera una muñeca chochona que no siente ni padece (y si lo haces, le da lo mismo), él llega, pega un par de empujoncitos, un par de gemiditos absurdos (porque hay tíos que gimen de una forma bastante ridícula cuando 'eyaculan', lo siento, pero alguien debía decirlo), media vuelta y a dormir.

Habrá quién incluso se sorprenda.

¿En serio?

Sí, este tipo de tíos existen.

De verdad que existen, yo al menos me he cruzado con...casi todos con los que me cruzado y/o topado han sido así.

Por eso, desde aquí, desde la posición de la experiencia y porque soy la que escribe, os recomiendo que salgáis con feos y con frikis.

¿Porqué?

Por pura estadística, los feos y/o frikis han pasado más años delante del ordenador, con lo que han visto muchas más guarradas..así que prepararos a flipar, porque en cuanto se desate la bestia...jajaja (inserte su risa nerviosa aquí mientras recuerda viejas batallas).

Por cierto, aquello de que se les conquista por el estómago es mentira, la única manera de conquistarles, es tardar quitándote las bragas y descolocándoles un poco. O eso creo, estoy soltera, así que no he debido hacerlo muy bien...supongo que porque al final siempre acabo con algún capullo...eso sí, con tatuajes, melenudo, con barba, pedientes y a ser posible con moto, sobre todo con moto, al menos hasta que yo me saque el carnet.



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