miércoles, 28 de mayo de 2014

730 días en el Reino Unido

La verdad es que comenzar una entrada en el blog con un número me recuerda mucho al programa aquel de Cuatro de 21 días sin...en el que todos alguna vez acabamos por desear que lo que grabara fueran 21 días sin oxígeno.

Pero lo cierto, es que hoy cumplo 730 días en el Reino Unido.

¡wow!

Han pasado tantas cosas...han pasado tantas personas por mi vida...tantos momentos...¿cómo resumirlos? Una siempre tiene la sensación de estar dejándose algo en el tintero.

Llegué a ésta isla, una calurosa mañana de Mayo del 2012...aterrizaba en Birmingham, tras despegar en Reus, y pasar un vuelo en el que del disgusto y la llantina que me había enganchado, tenía la cara llena de 'churretes' negros...y a la pareja de ancianos de al lado, muy preocupada.

Llegaba con dos maletas..he llegado a acumular hasta seis, en estos dos años (aunque en los últimos meses he conseguido reducirlas a poco más de tres)..

Nada mas aterrizar, llamaba a mi ex prometido, publicaba en facebook que prometía no comer bocadillos a la hora de la comida (¿Cuántos me habré comido ya? mi favorito es el BLT por cierto) y que seguiría comiendo bien..supongo que no contaba con las grandes crisis económicas, a las que me vi sometida por cuidar demasiado de alguien que luego me dejó tirada en la isla, y de las que salí porque mi amiga Lìdia, que por aquel entonces trabajaba de au-pair, me rescataba, cogiéndole bandejas de pollo a su jefa, que a mi, me alimentaban una semana...y porque con un ingenio de supervivencia desbordante, me dediqué a hacer clips para el pelo, que vendía en el trabajo...y conseguí salir adelante.


Vino a buscarme mi jefa a la estación de Stratford Upon Avon...y jamás nadie me ha abrazado de forma tan entusiasta, fui recibida con un 'Welcome to England sweetheart!!' y un abrazo de esos que te corta la respiración de lo fuerte que era...(mi jefa medía mas de un metro ochenta).

Mis compañeros en la unidad de diálisis, los pacientes...al principio me parecían extraterrestres, no entendía sus costumbres (yo, a ellos, también), pero la risa fue el mejor canal para comunicarnos.
Yo no sabía decir que un paciente sangraba, no sabía explicar lo que pasaba con las máquinas de diálisis, si algún paciente se colgaba no sabía explicar lo que le pasaba...y era muy frustrante, y qué lejos lo veo ahora.

Tuve mucha suerte con las amistades, que hasta hoy duran, mis amigas Irene y Reme, Reme que llegó unos días más tarde que yo, Irene y su marido, nos recibieron como que nos conocieran de toda la vida, nos hicieron una ruta (más de una vez) por Birmingham, y muchas veces mi amiga me decía: 'para que veas mujer, que hay cosas también muy chulas en Inglaterra, no solo en Barcelona, que tanto la echas de menos'.
La de veces que me quitaron la idea de tirar la toalla, sobre todo en agosto, cuando todo parecía perdido.
Lo agradecida que las estoy, por sus abrazos, por haber estado ahí y por seguir ahí, a pesar de la distancia.

El ansiado traslado a Londres y el comenzar de la vorágine de mi vida.

El ascenso, el vivir cerca de Londres pero no lo suficiente como para ser capaz de salir el fin de semana sin tardar dos horas y media en regresar a casa (vivía en zona 5), los viajes a  Birmingham de formación de la empresa...el ascenso que nunca llegó a Camden, el traslado y las horas muertas de traslado al trabajo en la otra punta de la ciudad (lo que me permitió leer un montón de libros), enamorarme hasta las trancas de la persona equivocada, mudarme a (por fin) vivir en Londres, el pinchazo con el paciente que hizo que buscara un trabajo para el NHS, comenzar a trabajar para el sistema de salud público inglés, las primeras navidades con pareja en Londres, mi primer cumpleaños en Londres, mi primer san valentín soltera en Londres, que me dejarán tirada en medio de Camden con un 'ya no te quiero'...

Y la cantidad inmensa de gente, de buena gente que he conocido y que me rodea en Londres y en Inglaterra.
 
















Las amistades que a pesar de la distancia no flaquean, mis amigos en Barcelona y en Burgos.





Retomar el contacto con mi padre.

Los viajes.

Descubrir sitios increíbles, rincones perfectos, cementerios en los que puedes olvidarte de que estás en medio de una gran urbe porque el silencio lo envuelve y lo cala todo...

Los conciertos...la cantidad de grupos que he podido ver, que nunca antes había podido y la emoción que me envuelve, la sonrisa de idiota al descubrirme viendo cosas, que en Burgos, ésta pequeña burgalesa jamás habría sido capaz de ver...y seguir sonriendo.

Como no voy a estar feliz de vivir en Londres, a pesar de las cosas malas, de los golpes, he conocido y he vivido cosas increíbles, y he madurado, he crecido.

Gracias a ésta experiencia, soy una persona nueva, más sensata, más centrada, más madura, más consciente de lo que quiero y lo que no quiero en la vida.

Espero poder celebrar mi tercer aniversario en la isla, mientras estoy estudiando para ser matrona, entonces no solo sonreiré de felicidad, sino que seré la mujer más feliz del mundo, porque al fin habré conseguido lo que siempre quise y ...seguiré dándole gracias a ésta isla, por hacerme quién soy y haberme dado oportunidades que nunca antes me ofrecieron.


2 comentarios:

  1. Pronto vas a poder añadir una foto más ^_^ me alegra que saques positivismo de la experiencia, eso es lo que la hace única. Muchos besos, Amy, y a seguir luchando!!!

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