jueves, 3 de abril de 2014

Echar de menos

Mucho.
Me veo inmersa conociendo a gente nueva.
Haciendo nuevos amigos.
Manteniéndome ocupada.
Se ve que es lo que tengo que hacer.
No dejarme tiempo ni para respirar.
Mantenerme ocupada.
Ser borde.
Hacerme respetar.
Plantarle cara como hice y dejar sus cosas tiradas en la calle.
Que no me duela.
Y me encuentro con que le echo de menos.
Deberías estar mejor me dicen.
Que sabrán ellos de como me debo sentir o no.
Me siento engañada.
Estoy 'pérdida'.
Me veo conociendo a nuevos futuros capullos.
A nuevos tíos inseguros.
Nuevos tíos que no sabrán lo que quieren.
Que pereza.
Que pereza tan inmensa.
Pienso, voy a centrarme en mis estudios.
Ok.
Cierro los ojos y sueño con el.
Me está besando.
Viene a buscarme.
Me abraza.
¿Cómo puedo echar de menos tanto sus abrazos?
Sobre todo cuando el último fueron poco más que un par de palmadas en la espalda.
Cuanto dolió.
Cuanto daño hizo.
Ese intento de darme dos besos.
Y luego regresa y dice que te quiere.
Que te echa de menos.
Para que tanto daño, para que tanto dolor me pregunto yo.
No era y no es necesario.
Nunca lo fue.
Creía que era el.
Supongo que lo peor es que sigo creyendo que es el.
Conozco a tíos de mi edad y hablan y me parecen mediocres, mentalmente hablando.
Dicen mis más allegados que es porque soy demasiado madura.
Comienzo a sentir la madurez como una losa.
Me gustaría ser más 'viva la virgen' y me da todo igual.
Y buitres.
Hordas de buitres leonados alrededor.
Esperando a que caiga.
Haciéndose pasar por un hombro sobre el que llorar, cuando sólo buscan carnaza.
Llevarme a la cama.
Y pasar un buen rato.
Te dicen: me gustas.
Te dicen: me encantas, eres tan guapa, tan sexy, tan inteligente...
Me dan asco.
Me pasó las horas llorando por el y me salen con estas mierdas.
Al final va a ser verdad que muchos hombres tienen el cerebro entre ambas piernas.
Pero que además, no tienen ningún otro.
He comprado cientos de libros, ya sea en soporte físico o virtual.
He asistido a clases de relajación.
Hago escalada, salgo a correr hasta que no puedo más, salgo de fiesta, viajo, me vuelco en el trabajo y sigo pensando en el.
Es como una droga.
De esas duras.
No es que esté en la fase de odiar a todos los tíos pero es que...el mercado da pena.
Fuman.
Beben como cosacos.
Se acuestan hoy con una y mañana con otra.
La gente a estas cosas las llama divertirse, yo discrepo en cuanto al concepto de diversión.
Debo centrarme en la universidad.
Escánear los últimos papeles.
Hacer lo de la embajada.
Y preparar el viaje del fin de semana a Manchester.
Aún no he mirado nada.
Y casi no me apetece ir.
Esta no soy yo.
O al menos no soy la que era yo.
Quiero volver a sonreír.
Quiero alegrarme.
Quiero seguir orgullosa de haber llegado a Londres.
Dejar de sentirme pequeña.
Me siento muy pequeña en Londres.
Echo de menos a mi familia, mis amigos, mi perro, echo de menos mi vida anterior y echo de menos Barcelona.
Quiero volver a Barcelona.

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